El Dios que vive en los corazones,
de quién lo siente,
o de quienes lo vivimos a nuestro modo;
ese es el verdadero amigo.
Aquel que te espera y nada dice,
que ama sin buscar condiciones,
que se adapta a tus gustos
y no se alarma, por cuanto haces
ni del tiempo que desmenuzas
para encontrarlo en la espera,
y ver que nada hay más importante que él.
Un amigo fiel, noble y fuerte,
que te muestra el aprieto
y te hace ver que puedes pasar
aunque, el paso sea angosto.
Que se respira aún cuando la cuerda se tensa,
que se duerme a pesar de los ruidos
que en llantos susurra la gente.
Yo no puedo decir,
es mi amigo fiel,
y le he dejado por algún sobrepuesto.
Es mi dolor y mi gloria,
en mi repunte de paz,
es el bálsamo que anestesia mis penas,
que duermen mis nidos,
que me sufraga y me anega.
Mi Dios y mi amigo
Que espera perdido
Entre vientos y plumas
Entre amores perdidos.
No quiero dejarte
No siento perderte
Mi alma está alegre
Porque del sublime rostro
Has vuelto a tenerme.
Dluros
26/10/08.
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