Al día sexto, parece mentira… ¡sexto! Están presentes las confusiones y tal parecen que son la orden del día; por cierto, ¿qué día es hoy? ¿Y qué hora?
Llega la tarde y es cuando decimos: padre, papi:
“QUEDATE CON NOSOTROS, PORQUE SE HACE TARDE Y SE ESCONDE LA LUZ DEL DÍA …”
De un ir y venir, subir y bajar, decir y contestar, amar y dejar de amar. Se trata tan sólo de una continuación que se convierte en un sí o un no, sin términos medios, buscando respuestas a la vida y al sentimiento humano. Más que a estas dos, a la “Señora Muerte “… aquella de la que mami no nos hablaba porque de tanto invocarla, capaz y se acercaba…. Y cuando llega la fulana, en algún ser querido, tan inexorable y tan inhumana a la vez… ¡Oye compadre! Ahí es donde se acaban las teorías. Ni la transformación y ni siquiera el espíritu, llenan el vacío físico de quien te duele hasta desgarrar el alma. Y si crees en Dios la cosa se pone buena, porque primero le reclamas, luego gritas, golpeas, pataleas y hasta es tu deber como hijo sumergir tus lágrimas en el silencio; y te dicen: “tienes que calmarte para que mamá no te vea“. ¡Dios lo quiso así! Hay que tener resignación... Ah “mi sentido pésame”, la frasecita obligada aquella, que se parece al “FELIZ DIA” o al “FELIZ AÑO”. .. Y es que existen muchas otras , lo que pasa es que no vienen todas a mi mente ¡..Pero ¡Cómo tú vas a hacer todo eso que te piden?... si una parte de tu mundo lo estás viendo derrumbarse.
No se puede parar a un terremoto con la mano Si tan sólo aceptáramos a la muerte como un hecho natural, ella causaría menos estragos que un sacudir del piso como nos sentimos cuando la fatal noticia a tus oídos llega y… escribiría mucho más porque la muerte aunque tenga sinónimos no se permite intromisiones de ningún tipo; es tan sincera que no hace falta describirla mucho y si la aceptas, se vuelve amiga, amable y hasta te facilita desenredar la madeja del dolor implícito.
Mi padre no tenía miedo a la muerte, (dentro de los pocos que conozco) más bien se aventuraba a entrar en ella, le abría la puerta y cuando ella se ponía seria, él no la invitaba a pasar; entonces la muerte se retiraba advirtiéndole: “la próxima vez no tendrás la misma suerte “. Era cuando mi padre se quedaba tranquilo. Sabía que debía tratarla bien para que no se fuera molesta; y cuando nos lo contaba como quien relata una aventura… nosotros le decíamos: Padre ¡cuídate! y hasta con un no le replicábamos: ¡no se exponga al peligro…! ¡Cuídese, tome sus medidas! Pero si algo hacía a mi papi hacer. lo que él quería, era que le dijéramos que no, esa palabrita de dos letras causaba en él una fuerza para que lo pensado pasara a ser intentado. ¡Y en cuantas no salió airoso! ¡De cuántas jornadas como esa no se burló! Hasta desafió algunos hermanos suyos; lo último fue que se atrevió aconsejar a los confundidos y que ya nos escuchan… Ah! Pero cuando la palanca del carro abandona la complicidad traída con su dueño, allí, y sólo entonces allí, creemos que una vez más AGAPITO se había jugado con la fulana muerte. Y... ¡sorpresa! …Pero… ¿cuál? si él había estado preparando sus despedidas, planificando sus ultimas visitas y hasta le alcanzó el tiempo para sus últimos consejos. ¿Porqué ibamos a creer que Agapito (mi padre) estaba una vez más rindiéndole pleitesías a la muerte? ¡O jugando otra vez!
Convertido ya en un peregrino aventurero, le abrió la puerta, la saludó, la invitó a pasar y luego le pidió que extendiera sus brazos porque ¡ya estaba bueno ya! No más juegos y la susodicha, en complot con Dios le dijo que llegada su hora, la dejara entrar y mi padre como un hijo religioso y obediente aceptó sin rechistar; aunque no lo entendiera.
Quizá le preguntaría por la viejita y guardaron entre ellos el secreto para no angustiarnos mucho más; así como niño sumiso… se dejó llevar y confió, sin darle vueltas al asunto, ni buscar excusas. No sé por qué mi intuición me dice que pidió porque ninguno de sus hijos estuviera en el lugar. Tanto nos quiere que no soporta nuestra tristeza.
En mi vida han rodado dos verdades de la sabiduría divina, la primera es: que ”Dios escribe derecho sobre trazos torcidos “ y la segunda, “las coincidencias son un seudónimo de Dios“ Frases que serían dulces temas para otro ensayo. En una tuve la oportunidad de vivirla en la muerte de mi hijo Jesús Enrique, y en la otra me permito buscar a Dios en aquellas cosas que suceden de forma inexplicable como: mi mami en la cocina, mi papi afuera, mi hermano a tiempo y mi hermana junto a él.
Hermanos: Sólo quiero llevarles a conocer la muerte como parte principal de la vida, ¿saben? Cuando escribo, me ocupo mucho del final y la muerte es eso: EL FINAL… de nuestro recorrido; que como “aves de paso”, así dicen las personas mayores ¡Estamos de paso!. “EL DIA, AL IGUAL QUE NUESTRA EXISTENCIA TIENE UN PRINCIPIO Y UN FINAL.
Pidamos a nuestro padre que se quede con nosotros porque se hace tarde, cae la luz del sol y tenemos miedo a la soledad.
26-5-2004, Caracas.

Dluro's
NO ES LLUVIA... ES LLANTO
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario