Se escapa un lucero, con permiso del Creador! Tiene la maravillosa tarea de convertir el dolor cotidiano en sus destellos de luz que emanan en resplandeciente alegría; chispitas de luz para la oscuridad, de invención creativa, de sensibilidad extrema: Así es: ¡ mi lucerito! Blanca como la luz , dulce como el amor de Dios y aguerrida como las fieras salvajes. No puedo decir al Supremo más que el agradecerle por su oportuna existencia en mi vida. Que entre los cambios más relevantes está: el devolverle a mi ser la confianza en el Señor; otro, el hacerme distinta, más amiga de ella y mujer en pequeño en el disfrute de lo sencillo, lo vano y lo humilde.
Gracias mi Señor por devolverle la vida y otorgarme en ella, una nueva oportunidad de recibirte.
“Corito” como te llamamos los que te amamos, no permitas que el dolor te transforme para dejar de ser como hasta ahora; deja que él te bendiga, para otorgarte más de su luz, traída en tus destellos de “lucero” perdido en un tres, de un noventa; y en un agosto de bendiciones que el Todopoderoso nos depara para colmar nuestros esfuerzos
Dios me Bendiga... por tenerte.
Dluros.
10/7/2007.
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